No sería posible en esta Presentación, finalmente, ir a las raíces del pensamiento hulsmaniano pues, más allá de poner de relieve algunos pocos elementos que justifican su abolicionismo del propio sistema penal, adentrarse en los fundamentos ideológicos de esta visión del mundo que traduce su posición contra el delito y la pena, obligaría a poner al descubierto sus creencias más profundas. Pero, una tarea semejante no sería sencilla y, al mismo tiempo, arriesgada. Louk se manifestaba como un anárquico, nunca creyó en el Estado pese a su juvenil militancia comunista, pero era un místico en tanto que lo movía una razón oculta que lo incitaba a la creencia en el ser humano. Esto último pese a (o quizá en razón de) haber sido víctima de la represión nazi, haber sobrellevado la desconsideración de sus propios coetáneos y compatriotas por su afinidad con ideas comunistas o socializantes y, por encima de todas las cosas, haber siempre combatido contra las persecuciones, arginaciones o exclusiones de quienes pertenecían a la fe judía. Esto último, como es por demás ya conocido, pudo significarle a Louk posiblemente una suerte de ostracismo en el interior de su propia comunidad étnica...