Vincular el derecho con la ideología de izquierda suena casi provocativo o voluntarista, cuando, en realidad, debería ser natural y hasta obvio. ¿Acaso no es la Constitución un pacto entre iguales? ¿Y no es la máxima aspiración de las corrientes de pensamiento de izquierda lograr una distribución justa de los recursos, al servicio de una comunidad de sujetos libres e iguales? Este manifiesto, según sostiene Roberto Gargarella en su "Prefacio para escépticos", surge de la insatisfacción por el estado actual del mundo jurídico, conformado por normas creadas, aplicadas e interpretadas por unos pocos (jueces, fuerzas de seguridad, políticos profesionales) en su propio beneficio; por un conjunto de abogados ansiosos por poner sus vínculos y destrezas a disposición del poder; por un amplio cuerpo de docentes que enseñan un derecho que hace tiempo los aburre y sobre el cual han dejado de pensar de manera crítica. ¿Qué sería exactamente un derecho de izquierda? ¿Qué mirada tendría sobre temas cruciales como la propiedad privada, la protesta, el castigo penal, el valor del voto o de las consultas populares, la concentración del poder, o sobre una institución como el Senado? ¿Qué lecciones nos dejaron las revoluciones socialistas del siglo XX? ¿Cuáles son los equívocos o errores en los que la izquierda todavía incurre y que es necesario evitar o desarmar? Este libro delinea la forma y el contenido de un derecho capaz de asegurar el gobierno de las mayorías sin sacrificar las libertades individuales, y de velar, en la práctica, por las condiciones materiales que garanticen un piso de dignidad para todos. No hay duda de que el derecho nos debe todavía su mejor versión, y este manifiesto traza el camino para construirla.