Desde el exilio, la Libertadora del Libertador teje remembranzas con distinguidos visitantes como Simón Rodríguez, Herman Melville y Giuseppe Garibaldi, reflexiones que la llevan a recapacitar sobre su vida personal y su papel en la independencia de América del Sur.
Desde la silla de ruedas revive épocas gloriosas a la par que desengaños y, sobre todo, la pasión sin límites que siempre tuvo por Simón Bolívar, misma que terminó llevándola al exilio.
La novela se desarrolla en prosa poética con el rescate de citas textuales.