Este libro nos habla de un crisol de tradiciones que es preciso no santificar ni concebir como recetas, sino ante todo recrear y cepillar a contrapelo desde nuestro presente militante. Miguel nos convida generosamente con cada una de ellas, aquellos retazos más subversivos y heterodoxos, con el propósito de amalgamar de manera certera conocimiento y transformación de la realidad, en plena sintonía con la célebre Tesis XI. Ya lo dijo el amauta José Carlos Mariátegui, maestro que -al igual que Mazzeo supo meter toda su sangre en sus ideas, y de quien aprendimos que el socialismo no puede ser en Nuestra América ni calco ni copia, sino una creación heroica de los pueblos: Los verdaderos revolucionarios, no proceden nunca como si la historia empezará con ellos. Saben que representan fuerzas históricas, cuya realidad no les permite complacerse con la ultraísta ilusión verbal de inaugurar todas las cosas.