Como hacedora de voces y hablas, de recordaciones, de memoria feminista, Anita Peña, contrastando el silenciamiento y la invisibilidad de las mujeres, da cuerpo a una narrativa de experiencias políticas vividas en común por siete mujeres de distintas generaciones pertenecientes a la Casa de la Mujer de Valparaíso (1986-2006), inventoras de ese lugar, vinculadas a la izquierda chilena y a organizaciones de derechos humanos.
Por la factura ética política de su trabajo, en la lógica de reconocimiento, Anita Peña, lejos de cualquier colonización de esas hablas, les ofrece un espacio de enunciación y registro y salva la aprensión y la posible disputa entre quienes protagonizan las luchas sociales y quienes producen el discurso (cita relativa a Spivak, Ciriza, Duby).
Lo que ya no existe, la misma Casa de la Mujer de Valparaíso, la ausencia del pasado, se trae a presencia a través de sus huellas, y se rastrillan las palabras para nombrar lo vivido, para hacer más perceptibles los hilos de una trama compleja que tiene sus sombras, sus claroscuros en ese pozo de la memoria.