La autora intenta aquí relacionar el proceso metafórico con la constitución de la subjetividad individual en articulación con la subjetividad social, para lo que recurre a los aportes de la antropología, la filosofía política, el psicoanálisis, la lingüística, la filosofía del lenguaje, etc. En este sentido, el texto articula tres vectores de investigación: a) la relación de la metáfora con la subjetividad, b) la relación de la historia y la estructura en la constitución de la subjetividad, y c) la relación entre el sujeto individual y social. Estos vectores, a su vez, van influyendo y resignificando entre sí. Plantea aquí la autora el reconocimiento de lo que llama giro metafórico, que abarca tanto una dimensión ontológico-gnoseológica (que caracteriza como ficcionalismo crítico) como una dimensión ético-política (donde se articula el fenómeno de la ethopóiesis).