La noche del 21 de diciembre de 1919, junto con otros doscientos cuarenta y ocho prisioneros políticos, Emma Goldman fue expulsada de los Estados Unidos, país al que había llegado con 16 años de edad desde su Lituania natal. A bordo del navío Buford llegó a Finlandia, y desde ahí, en vehículos sellados, a Rusia.
Durante dos años se movió con libertad entre los bolcheviques, ilusionada al principio con el proceso revolucionario, pero desengañándose paulatinamente al comprobar que este no coincidía con su idea de lo que debe ser una revolución, que consideró traicionada. La marginación y persecución de anarquistas fueron elementos determinantes de su decepción. Kronstadt fue la puntilla final, la ruptura del último lazo que la unía a los bolcheviques.
Emma Goldman (27 de junio de 1869, Kaunas -14 de mayo de 1940, Toronto) nació en una familia judía ortodoxa lituana, pero a los 16 años emigró con una hermanastra a los EEUU huyendo de su padre. Allí se unió al movimiento libertario, impulsada por el ahorcamiento de cuatro anarquistas a consecuencia del motín de Haymarket. Conoció y convivió con Alexander Berkman, anarquista que trató de asesinar al empresario Henry Clay Frick cuando sus trabajadores se encontraban en huelga. El atentado falló y Berkman fue sentenciado a prisión en 1893. Goldman no fue enjuiciada por este hecho, pero fue encarcelada ese mismo año por agitadora. En 1901 volvió a ser detenida, esta vez por participar supuestamente en un complot para asesinar al presidente McKinley. Y también en 1916, por distribuir material sobre la contracepción, y nuevamente en 1917, junto con Berkman, por oposición a la conscripción militar. De 1906 a 1917 editó y publicó en EE.UU. 'Mother Earth' (Madre Tierra), una revista anarquista mensual. En 1919 fue expulsada de EE.UU. y deportada a Rusia. En la audiencia en la que se trataba de su expulsión, J. Edgar Hoover, presidente de la misma y futuro jefe del FBI, la calificó como una de las mujeres ?más peligrosas de América?.
Residió en Rusia con Berkman (1920- 1922) y participó en la sublevación anarquista de Kronstadt. La represión política, la burocracia y los trabajos forzados en los años posteriores al triunfo de la Revolución Rusa contribuyeron en gran medida a cambiar las ideas de Goldman sobre la manera de utilizar la violencia, excepción hecha de la autodefensa. Disconforme con lo que veía como autoritarismo soviético, se instaló definitivamente en Canadá. En 1936, Emma Goldman colaboró con el Gobierno Español Republicano en Londres y Madrid durante la Guerra Civil Española. Murió en Toronto en 1940 y está enterrada en Chicago. De entre sus numerosos escritos cabe destacar 'Anarquismo y otros ensayos' (1910) y su autobiografía 'Viviendo mi vida' (1931). El Viejo Topo publicó una selección de su correspondencia y sus escritos realizados a partir de sus tres viajes a España (septiembre a diciembre de 1936, septiembre a noviembre de 1937 y septiembre a noviembre de 1938): 'Visión en llamas. Emma Goldman sobre la Revolución española'.