Una mujer, ya anciana, muestra los primeros síntomas de una enfermedad que le arrebata la memoria e incluso a sí misma. Su mente se está convirtiendo poco a poco en una larga noche sin luna y solo su hija puede ayudarla a mitigar esa oscuridad, reconstruyendo su historia, pero también la de ambas, marcada por un amor «que se torció enseguida». Desentrañar día tras día los pequeños y grandes acontecimientos hace aflorar recuerdos dulces y al mismo tiempo duros, llenos de intensidad y de verdad.