MI PRINCESITO es un cuento real sobre la aceptación. Escribí esta historia como herramienta para que niños, niñas y adultos hablasen sobre la amistad incondicional. Empecé a temer que se metieran con mi hijo o le acosaran por ir al colegio con un vestido, así que hablé con su profesora. Ella habló a su vez con otras personas sobre mis temores e hicimos un plan para apoyarle a él y a otros niños que también eran diferentes. A la vista de las terribles consecuencias del acoso escolar, introducir debates sobre la aceptación puede llevarnos a hablar de cosas básicas, como la empatía. ¿Cómo ponernos en el lugar del otro? La empatía supone hacer esfuerzos. Implica prestar atención. Requiere compromiso. Necesitamos practicarla. Y practicarla más. Y volverla a practicar. Somos un ecosistema. Nuestra empatía por otras personas y por el mundo en su conjunto depende de unos y de otros. Al interrelacionarnos, celebramos esa persona extraordinaria que todos llevamos dentro.