María Elena Ortega entrega la recopilación de estas narraciones luego de haber visto su publicación cada s , una a una, en el diario El Sol de Hidalgo, en su sección cultural Intervalo. En ellas plasma buen humor y, como toda buena narración, ofrece un final inesperado. La escritora entrega 94 relatos breves divididos en 10 secciones, los cuales hablan de la vida familiar, aunque aclara: "Que ingenuos, creen que su aburrida vida es tan interesante como para escribir sobre ella". Son escenas al parecer intrascendentes pero con gran sabor y frases hechas para la ocasión, como en Invitados a cenar: "Me gusta que, al entrar a la casa, el tibio aroma del pan recién horneado acaricie mi nariz", o aquella de La princesa de mamá: "niña que se convirtió en protectora de hormigas", y en La cuna del tirano: "el chiquillo esbozó entre sus prominentes mejillas una sonrisa de triunfo". De profesora a escritora, María Elena contagia el humor para hablar de las costumbres en casa, como los regalos de "roperazo" o comprar durante unas vacaciones "artesanías mexicanas" hechas en China. Y claro, no olvida los mensajes que chuscamente se realizan en las redes sociales como enviar fotos de comida a la mamá para desearle felicidades "aun a sabiendas de que los muros de su intimidad continuarían desmoronándose", dice. Narra distintas voces, algunas en ciencia ficción y otras poéticas, como en Sin palabras, cuando escribe "Y nos bebimos la tarde". Textos breves que se agradecen para salvar el día o esperar el sueño con historias que cautivan.