México se ha consolidado como un país de migrantes. Todos los estados de la República, con diversas intensidades, tienen una participación dentro del proceso social migratorio, el cual es dinámico, heterogéneo y complejo. El estado de Sinaloa, situado en el noroeste de México, forma parte de este escenario. Para algunos estudios es una migración de reciente aparición; sin embargo, la migración en los municipios rurales sinaloenses - como Badiraguato, Choix, San Ignacio y Concordia - hace posible hablar de una tradición migratoria que se ha gestado por décadas, por lo que en estos lugares se formaron vínculos y compromisos históricos en las familias, los hogares y las localidades de procedencia. En el caso del municipio de Culiacán, capital sinaloense, se detectó - mediante una análisis teórico-empírico -cómo las redes sociales migratorias funcionan dentro de un proceso no puramente económico, sino sociocultural, además de incluir a diferentes actores inmersos en este proceso como los individuos, la familia, las comunidades e instituciones. Con base en estos antecedentes, consideramos analizar los flujos migratorios como parte de las relaciones que ayudan a insertar laboralmente a los migrantes culiacanenses en los Ángeles, California, y que empiezan a ser parte de la masividad de la migración mexicana, valiéndose de diversas redes heterogéneas compuestas por migrantes rurales, periurbanos y urbanos procedentes de diferentes municipios del estado y del país.