Pequen~a ofrenda a manera de pro´logo
Muy tarde advertimos que la vida no es la novela que espera´bamos. Por el contrario, parece ser que nuestras vidas transcurren al igual que una sinte´tica y sorpresiva minificcio´n. En concordancia con lo vital, no me queda ma´s que ofrecer u ofrendar, a quien me lea, estas ficciones diminutas. Porque, como bien lo advirtio´ Lichtenberg, tambie´n se legan minucias.
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Desobediencia
Despue´s de que mis hijos consumaron su travesura, tuve que reprenderlos:
A mi´ no me engan~an, yo se´ que ustedes lo hicieron les dije. No se hagan patos.
Mis hijos me desobedecieron una vez ma´s y, poco a poco, sin que yo nada pudiera evitar, comenzaron la lenta pero irreversible transformacio´n hacia el color amarillo, el pico chato, las plumas suaves, el mono´tono cuaccuac y el deseo siempre latente de chapotear en el agua.