La crisis alimentaria global es más que el trágico aumento de personas con hambre y la pandemia de enfermedades provocadas por la mala dieta. Es más que la violencia ligada al acaparamiento de tierras y recursos naturales, la pérdida del medio rural para vivir y el abuso contra los trabajadores a lo largo de toda la cadena alimentaria. La crisis alimentaria es una crisis política. Por esta razón, para terminar con la crisis se requiere más que simplemente producir más o elegir pensando en el buen comer. Terminar con la crisis alimentaria es un proyecto político que exige organización social, económica y política para hacer un cambio realmente estructural.