AA.VV
No tenemos todas las respuestas, pero algunas claridades sí:
sabemos que no podemos posicionarnos ante la idea de que
las identidades son estáticas y únicas (un punk sólo escucha
punkrock, un hip hopero sólo rap etc.); en este momento es
casi imposible pensar en una persona joven y no tanto que
gusta, consume y escucha un solo estilo musical; sabemos que
las redes y los espacios digitales han permitido ?luidez entre
estilos musicales (las fronteras ahora son más difusas); frente
a esto, apostamos por identificar que los choques (inter)gene
racionales se siguen permeando de una moral valores que
se tambalea y reconfigura. En esta edición los purismos no
tienen cabida, al final, eso que nos genera aversión algo
interesante puede contener. Muchas veces el desagrado por
esa Música del Malestar es proporcional a su capacidad de
construir comunidades rebeldes. Y tú, ¿qué escuchas?