Nadadores lentos registra con celo microscópico la vida cotidiana de alguien que escribe. A la manera de un diario íntimo, es indiscreto: captura el material desechable, lo trivial, el agua que la escritura arrastra en su brazada lenta. También es el manifiesto de un antiescritor que, agobiado por los alrededores de la literatura, el ruido de las redes sociales y de las imprentas, duda de cada frase y construye, en esa perplejidad, su ritmo cardíaco: la fuerza cautivante con la que Santiago Loza resetea su propia práctica. En esta caja con secretos de orfebre, el autor narra la forma frágil y total con la que se conecta a la literatura: un asombro que se comparte con todos pero que no deja de ser intraducible para sí mismo. El nadador de este libro no pretende enseñarle a nadie el arte de nadar, apenas juntar en estas páginas las marcas que quedaron en el agua.