Este libro contiene una discusión sobre la vigencia de la práctica del trabajo infantil y adolescente asociada a niños, niñas y adolescentes de origen rural que se incorporan a mercados de trabajo locales e internacionales signados por inercias históricas de colonización y la validez de lógicas de interacción social en las que operan principios de jerarquización tales como el racismo, sexismo, clasismo y adultocentrismo mediados por el ejercicio de diversas violencias. En México, particularmente, el Estado se limita a crear discursos basados en la prohibición del trabajo infantil, pero no diseña ni genera políticas públicas encaminadas a observar y evitar el trabajo doméstico a puertas cerradas. La obra deriva de una investigación financiada por la Beca a las Mujeres en Ciencias Sociales 2017 de la Academia Mexicana de Ciencias.