Paradoja de la reivindicación feminista: a medida que las mujeres conquistaban derechos y ocupaban espacios públicos, en la esfera íntima la opresión continuaba inmutable: nada menos que en su propio cuerpo. Pese a la paulatina emancipación, las mujeres continúan siendo sujetos definidos, ante todo, por su vida sexual, conyugal y maternal. Camille Froidevaux-Metterie desmonta esos mecanismos patriarcales para subvertirlos y reivindicar el control de la corporalidad. Retomando la lección de Simone de Beauvoir, urde una fenomenología de lo femenino, cuyo eje es el cuerpo, mediante testimonios que, más allá de la teoría, exponen el impacto del heteropatriarcado en la vida cotidiana de quienes padecen esta mecánica coercitiva. Pechos, su primera obra traducida al español, expone el simbolismo y la inherente represión que circunda a esos órganos de exposición obscena, no por su carga erótica, sino porque son emblemas de alienación y de cosificación; reductos de la maternidad y de la conyugalidad. Las voces de una cuarentena de mujeres, cuyas edades van desde los siete a los casi ochenta años, conforman un coro en el que los pechos proclaman su renuncia a continuar siendo metonimias de un "cuerpo a disposición". Escuchemos el reclamo, el grito de liberación de estas miradas-pezones que nos confrontan airosas porque se resisten a continuar calladas.