AA.VV
Es necesaria una mirada humanista, una visión humanizadora de una realidad tan cambiante y agresiva en cualquier lugar del planeta, para contrarrestar la fuerza de la violencia que ejercen algunos sectores de la política, de la economía y de los medios. En Colombia, esa revisión con un talante humanitario de la producción periodística es ineludible.
De ahí la importancia de promover y practicar el periodismo no violento. Este libro [?] pretende cosas simples y sencillas, pero no siempre fáciles, para construir otra comunicación y otro periodismo que cuenten con las bases sociales como fuentes de información; que se cuestionen sobre lo que narramos y cómo lo hacemos; que se alejen de la homogeneización que provoca el discurso dominante; que no simplifiquen ni reduzcan el valor de los contextos, y que busquen e informen sobre experiencias, proyectos y noticias que no exalten la violencia sino la diversidad y creatividad de los otros mundos que están dentro de este.
De la nota a la edición colombiana de J. Ignacio ?Iñaki? Chaves G.
Y a mí, que provengo de esas viejas y persistentes búsquedas latinoamericanas de la comunicación popular y del compromiso siempre inalcanzado totalmente para democratizar los sistemas y medios de comunicación e información, este libro, construido bajo las ideas de la no-violencia, se me ocurre como otro modo de enriquecer muchos de los planteamientos que en esos territorios se han elaborado. [?] porque lo que tenemos entre manos no son las nociones y sugerencias nacidas del solo pensar de un grupo de personas talentosas y bien intencionadas, sino conceptos y proposiciones tramadas en una práctica que hoy se pone en juego con otra intención: la de aportar a la formación en el campo del periodismo; la de contribuir al desarrollo de reflexiones y capacidades en comunicadoras y comunicadores empeñados en que nuestro mundo sea más vivible en términos colectivos; en términos de solidaridad, de justicia y autonomía.