No trabajar por amor
Quedémonos de sábanas:
nos echamos otro sueño.
Dejo el traje de robot en el armario,
móvil sin carga, reloj en penitencia,
del almanaque rescato la foto:
una ventana por donde fugarse,
a seguir el curso de un arroyo,
sentarnos en un tronco y estudiar
las boludeces que hacen las aves,
más detalle, los diseños de los bichos,
ni hormigas ni mosquitos (remiten al laburo),
mejor los fractales de la luz
en las hojas y las ramas,
flores entre unos yuyos
que acaricia el viento,
callados, mirarnos a los ojos,
y para adentro, pasar
todo el precioso día en bolas,
dándoles gracias a nuestros cuerpos,
queriéndonos a cuatro manos,
y en dos lenguas,
comer despacio,
dormir siesta, leer,
y escribirte
algo que respire en las pausas.