Las mujeres empobrecidas tienen un papel fundamental de cara al futuro. A la vez que constituyen la mejor mano de obra para las ganancias neoliberales, sostienen los movimientos sociales más críticos al proceso, con la lucidez de quienes poco tienen que perder. En estas páginas se muestra cómo las instituciones internacionales, los gobiernos y los -hombres en armas- intentan ponerlas al servicio de la globalización. La autora les da un lugar destacado a las críticas y reflexiones de un conjunto de movimientos sociales que se resisten a la globalización en América Latina y el Caribe y muestra cómo el feminismo es una de las herramientas teóricas más subversivas.