Sabemos que era enemigo de los filósofos: apoderarse de una de sus armas y volverla contra ellos, debió causarle un belicoso placer?.
Esta frase de Jorge Luis Borges, sacada de su ensayo temprano ?Historia de la eternidad?, bien podría resumir la actitud con que Friedrich Nietzsche, Ludwig Wittgenstein o Jacques Lacan se acercaron a la búsqueda milenaria de la verdad que al menos en Occidente se asocia con el nombre de la filosofía.
Entre 1992 y 1996 Alain Badiou se dedicó a sistematizar tal actitud describiéndola como típica de la "antifilosofía", término que el filósofo francés retoma de Lacan, quien a su vez la había tomado prestada de los enemigos del pensamiento materialista y ateo en torno a la Revolución francesa.
En diálogo con el pensamiento de Badiou, Bruno Bosteels aquí investiga el belicoso placer que les causa a los antifilósofos apoderarse de las armas de la filosofía para volverlas contra los filósofos. Y termina preguntándose si no hay también una tentación antifilosófica presente en el propio Badiou.