En cuarenta y cinco nudos que giran en torno la pregunta por una biblioteca feminista, la propia vida, y la experiencia de la escritura acerca de estos problemas, María Pia López aborda la dimensión estética de los feminismos como trama ineludible de su politicidad. Como escribe María Moreno en el epílogo: Una escritura del goce no es de por sí política pero hay escrituras que constituyen políticas de los placeres mientras amordazan la lengua convencional de la denuncia su credibilidad sostenida en una deliberada pobreza, su deber fáctico, su solemnidad mientras la hacen estallar en mil flores retóricas como la de Pedro Lemebel en sus crónicas. Y la de Pia que va enhebrando aún en su lengua pública y en el arco de las alianzas que exige desterrar los goces solitarios en guiños de elite y ritmos a tontas y a locas, unas mostacillas léxicas que ya circulan sin autoría en los corrillos conversados: barriletear, recienllegadismo, plebeyón. Y las usa en este manual de todo lo que importa en los feminismos como tarea común y alegría a sostener contra las militancias tristes, genealogía sin patrones y genio plebeyón.