HORTENSIA MORENO / STEPHANY SLAUGHTER
La frontera sigue siendo uno de los elementos configuradores de la faz del planeta en el siglo XIX. Preguntarnos por ella y por la representación permite cuestionar su realidad y nos obliga a tomar cierta distancia respecto de las múltiples maneras en que la extranjería, el cruzamiento de fronteras, el estatuto de ilegalidad de inmigrantes, la pluralidad de lenguas y lenguajes, la asunción de ciudadanía, la violencia, el cuerpo, la raza, etcétera, conducen a una pregunta por la artificialidad de las líneas que nos dividen y separan. No todo performance implica un cruce de fronteras, ni todo cruce de fronteras es performance. Nuestra inquietud por la representación se acota en un rango muy específico de fenómenos, cuya principal característica es la de subrayar el carácter construido de una distinción que marca con nitidez la pertenencia a un grupo: nación, etnia, edad, clase. Género, orientación del deseo, etcétera.