Montgomery, Alabama, 1 de diciembre de 1955: al final de la jornada laboral, Rosa Parks, de 42 años, una modista de profesión, toma el autobús 2857 y se dirige a su casa. Se sienta en una fila central, pero cuando un pasajero blanco sube después de algunas paradas, el conductor le pide que se levante para darle su asiento, como lo requieren las reglas.
Rosa las conoce bien: los negros se sientan en la parte de atrás, los blancos se sientan en la parte delantera, mientras que los asientos centrales son mixtos y solo se pueden usar si todos los demás están ocupados, pero la prioridad siempre es de los blancos. «No», responde Rosa sin pensarlo demasiado, no tiene intención de levantarse.
Ese rechazo la convierte en una heroína de los derechos de los negros, comprometida en la lucha contra la segregación que oprimía a Alabama y otros estados del sur de Estados Unidos, y pasa a ser la propulsora del histórico boicot a los autobuses en Montgomery liderado por Martin Luther King.