NEPONTE, MONICA (ED) / MELCHY, YAXKIN (ED)
SEMILLAS DE NUESTRA TIERRA: MUESTRA ECOPOÉTICA MEXICANA es el tomo número 4 de la Colección Ecopoéticas de la Madre Tierra. Dicho libro es fruto de un esfuerzo de tres años de exploración, edición y trenzado de los editores y compiladores Mónica Nepote y Yaxkin Melchy para ir recorriendo los caminos de distintas voces ecopoéticas en México, es decir de aquellas que dan cuenta de la palabra poética en su relación con el territorio y la vida, como expresó Pedro Favaron, ideador de este proyecto. Esta vez corresponde a los territorios que se inscriben dentro de aquello que llamamos México.
Al respecto su editores y coordinadores escriben:
Esta muestra es un texto clave en el quehacer literario y editorial, así como en el pensamiento ambiental y cultural de México. Hemos mostrado que es posible cambiar el foco etnocéntrico y antropocéntrico de la cultura nacional, y en ese cambio hallar una insospechada riqueza poética y visionaria que hunde sus raíces en el corazón. Hemos abierto las puertas de lo poético a la voz poética que encuentra diversos medios de expresión y hemos, sobre todo, aprendido que el camino del pensamiento ecológico es uno primeramente de reconocimiento de la sabiduría de la relación con la naturaleza. Como ha dicho con mucha claridad Pedro Favaron, mucha de esta sabiduría encuentra en la voz poética su forma natural de expresión. En suma, esta muestra de poesía, artes y sueños es un saco de semillas recolectadas lista para sembrarse en la imaginación, en el sentir y el pensar. La semilla poética es una figura sugestiva de la importancia de la voz de poetas y artistas en la configuración de nuestra relación con otros seres vivos, con la tierra y el cosmos, y nos invita a hallar el valor nutritivo y sanador que las semillas poéticas aportan a la humanidad.
Yaxkin Melchy
Durante tres años leímos, compartimos, dialogamos entre México y Japón, acordamos horas para nuestros encuentros, compartimos hallazgos y dudas, compartimos detalles cotidianos, fotos de nuestros alimentos, lecturas aleatorias, historias familiares, caminatas y temores. A pesar de la distancia había una sincronía y un mutuo acompañamiento, un conocernos y un amistar. Para mí eso forma parte del cobijo de la madre tierra, e insisto en la metáfora: tejer lenguajes incluye echar mano de los hilos afectivos que hacen que el trabajo sea un espacio de encuentro y una construcción utópica de otras economías en las que el asombro, el gusto por reunirnos y el pensar juntxs están presentes, arropándonos de otras maneras, bajo otros techos, y en las que es posible hacer un uso fecundo del lenguaje similar a la polinización.