Hay aproximadamente 150 millones de personas de ascendencia africana en Latinoamérica, pero los afrodescendientes se han visto sistemáticamente marginados al considerárseles elementos indeseables dentro de la sociedad. Este libro contradice la narrativa tradicional, que presenta un pasado de leyes raciales benignas en Latinoamérica y examina en profundidad la existencia de un derecho consuetudinario que regula la raza, así como la complicidad histórica de los Estados latinoamericanos en la instauración y el mantenimiento de las jerarquías raciales.