La crisis del fordismo y del Estado de Bienestar ha traído consigo un cambio profundo en las formas de concebir y ejecutar el control social. Cada vez más alejada de consideraciones resocializadoras, la criminología neoliberal apuesta decididamente por el control preventivo del delito más que por incidir en sus causas, y por la exclusión permanente (reclusión o expulsión) más que por opciones de reintegración social. El caso de la inmigración extracomunitaria le sirve a De Giorgi para ilustrar el peso que las nuevas filosofías penológicas de "tolerancia cero" están adquiriendo actualmente en Europa.