Las primeras activistas, políticas, librepensadoras, viajeras, artistas... fueron (todavía son) tachadas de rebeldes o excéntricas. Las vidas de estas transgresoras, que afrontaron la difícil tarea de traspasar los límites y desestabilizar el poder, podría representar el primer capítulo de una historia cultural de las mujeres con nombre propio. Sin duda, la mujer de hoy debe mucho más a la rebelión que a la complacencia. La historia de las transgresiones es la historia de cómo se llega a ser sujeto del relato social y de cómo se construyen paso a paso las condiciones para conseguirlo. Por eso, este ensayo trata de cómo desaprender lo aprendido y liberarse de las miradas que cosifican. De quebrantar primero el orden simbólico y cortocircuitar su transmisión social después. De aprender, en definitiva, el valor de transgredir.