Hola, querido lector. No me mires con esa cara, una vez que te entregue esta historia sabrás que la espera no fue en vano.
Imagina cómo cuelgas por las paredes con manchas negras.
Obsérvate, eres una niña envuelta en la sombra de un lobo con piel de cordero, te rodea, dolerá, lo sabes.
Recuerda las tardes junto a tu abuelo en la feria, entre las luces de los puestos y los chistes irrepetibles, momentos que no volverán.
Escucha esas palabras envueltas en odio que te dicen: «Isaura, vales verga, Isaura, ¿cuándo serás diferente?». Y no cambia nada porque el patrón no cambia, y la montaña separa todo del aquí y el ahora, y los días pasados no fueron mejores, pero los venideros prometen algo un poco mejor, algo que sólo una escritura como la de estas hojas, rabiosa, sensible y directa, puede ofrecer.
¿Listo para sufrir una vez más?