«Una pequeña obra maestra única.» Book RiotAna quiere plantar una milpa en su traspatio, en pleno Distrito Federal. Pero en la tierra hay altos contenidos deplomo y la casa donde vive está plagada de ausencias. Su hermana murió, sus papás están de luto y sus hermanos de campamento; su ún ica amiga se fue a buscar a quien la abandonó cuatro años atrás. Menos mal que queda Alfonso. Alfonso es un antropólogo especializado en alimentación prehispánica. Es viudo y dueño de la pequeña urbanización Campanario. Él mismo la diseñó a partir de un esquema de la lengua humana y dio a las casas el nombre de cada uno de los cinco sabo res que percibimos: Dulce, Salado, Amargo, Ácido y Umami. En duelo, los habitantes de la comunidad desearían echar el tiempo atrás. Tejida al revés, esta novela se lo permite. Mientras Ana remueve la tierra y clava las semillas, sus vecinos hurgan en el pasado. Pero el traspatio de la memoria está minado con preguntas: ¿quién fue mi mujer? ¿Por qué se fue mi mamá? Y ¿cómo es posible que se ahogara una niña que sabía nadar?La crítica dice: «Señora Jufresa: ¿dónde chingados aprendió a contar una historia tan bien?» Álvaro Enrigue «En esta novela luminosa la autora logra retratar, como si fuera una acuarelista de los sentimientos, el momento posterior al duelo.» Le Monde «Me gusta lo ajustado de la dicción. Hablo de una entonación que crea una voz propia, nítida, mesurada, escéptica, lejanamente humorista, que procede con orden y nunca cae en la ostentación.» Fabio Morábito «Una inmersión suave y delicada en los ciclos de duelo y pérdida de los que están hechas y deshechas las familias, aterradores y extraños, sin perder de vista nunca las banalidades cotidianas del hogar y el amor.» Aaron Bady, Literary Hub «Su escritura es seria y lúdica a partes iguales; sus observaciones son a la vez brutales y rebosantes de empatía y ternura. Leerla es como viajar por las mentes de todos los que conocemos, guiados por una voz suave y fiable que nos dice: detente, escucha, observ a.» Valeria Luiselli «Las mejores novelas sobre la Ciudad de México logran encarnar esa loca energía proteica de la ciudad [...]. Esto ocurría con Los detectives salvajes, de Bolaño, al igual que con el extraordinario, completamente cautivador y brillante multitodo Umami.» Francisco Goldman