En estado zombi, ciertas cosas se contemplan con sensualidad; anécdotas y escenas incompletas de la vida cotidiana vuelven a invadir la conciencia. Luego, un momento de transición y desdoblamiento, como cuando el planeta es visto desde afuera de la atmósfera o la imagen propia se refleja en un espejo retrovisor. Así se desciende por una espiral analítica que llega a las profundidades del yo, donde los perfiles colisionan y animales interiores entran en cooperación simbiótica: tortuga, caballo, perra, hombre rana.