Moinette es una «hija del placer», el placer efímero que un caballero blanco captura en una africana sin derecho a elegir los empleos de su cuerpo. Moinette se asoma a la vida en una plantación de Luisiana donde los esclavos cosechan el azúcar que endulza los días de los hombres libres. Ella es una niña que observa, que estudia las conductas y aprende desde el oscuro rincón de los silenciados. Ni siquiera se le concede un adiós cuando a los 14 años cambia de amo y es separada de su madre. Ese drama la deja sola frente al horror de un sistema inmisericorde, pero también pone a prueba su carácter. Ya no hay resignación: la huida se convierte a partir de entonces en el único horizonte. Al fondo brilla la tenue e improbable llama de la libertad.