Vivimos en un mundo donde las niñas son criadas para ser perfectas, cuidar de los demás y ser políticamente correctas. Los niños varones, en cambio, aprenden a ser valientes, reponerse frente a la adversidad y salir adelante. ¿El resultado? Cuando las niñas se convierten en mujeres, tienen demasiado miedo a fracasar o equivocarse, no se atreven a ser ellas mismas y sacrifican sus metas y sus sueños.
Como sostiene la exitosa activista Reshma Saujani, hay que dejar atrás el temor de no ser perfectas y lanzarnos por lo que realmente nos apasiona, lo que nos hace sentirnos vivas, sin esperar a tener en la mano todas las cartas necesarias para culminar nuestros proyectos de manera impecable. Al elegir ser valientes en vez de ser perfectas, podremos obedecer nuestra propia voz, dejar a un lado las expectativas ajenas y luchar por aquello que en realidad queremos. Es la única manera de ser felices y conquistar una vida plena: hacer de la valentía y de la acción un asunto de todos los días.