Vivimos en un momento de revolución social mundial sin precedentes. Ésta ha sido instigada por las muchas sobrevivientes de la violencia sexual que se han atrevido a hablar, lo cual hizo que la cuestión subiera al escenario del dominio público con una visibilidad nunca experimentada antes. En todo el mundo, crece la fuerza de las múltiples voces de las víctimas, y éstas cobran valentía a partir del éxito de las otras. En algunos casos, sus palabras han doblegado a poderosos hombres y han puesto a la defensiva a instituciones respetadas como el clero, las fuerzas armadas, los medios masivos de comunicación y la industria del entretenimiento. Igual importancia que estas voces tienen muchas otras mujeres que luchan por lograr que se escuchen las voces de las sobrevivientes, y de que ese testimonio se justiprecie.