En 1947 apareció´ en la revista Trabajos y Días un poema titulado La barca nevada. Lo firmaba Carmin~a Marti´n Gaite, y suponi´a el debut de quien buscaba au´n su voz, e incluso su nombre. Luego se sucederi´an los libros en otros ge´neros, pero Carmen Marti´n Gaite mantuvo siempre su fidelidad a la poesi´a. Siguio´ escribie´ndola asi´ lo demuestran sus cuadernos, publica´ndola con las ediciones ampliadas de A rachas y recita´ndola, en cafe´s y centros culturales, en la grabacio´n digirida por Alberto Pe´rez que aqui´ recuperamos. La poesi´a ocupa un lugar central en la obra de Carmen Marti´n Gaite. Asi´ lo defiende esta edicio´n de A rachas, al cuidado de Jose´ Teruel, que incorpora tambie´n una seleccio´n de sus collages. La poesi´a de Marti´n Gaite «ilumina elementos au´n no explorados», nos recuerda Teruel; el lenguaje y el pensamiento poe´ticos gui´an la prosa de la autora, y muchos de sus poemas comparten temas y atmo´sferas con algunas de sus narraciones. Una poesi´a apegada al tiempo, a su paso o a su pe´rdida, agridulce y tambie´n lu´dica, consciente de la tradicio´n. En palabras de la autora: «El vicio de anotar alguna impresio´n de esas que caen del cielo como un rayo o estremecen todo nuestro ser no desaparecio´ por completo, ni le cerre´ la puerta a aquellas fugaces visitas de la poesi´a. Irrumpi´a en mi casa sin previo aviso, como un amigo calamitoso y algo enfermo que busca cobijo en un raro recinto au´n milagrosamente indemne del naufragio, donde nadie le va a echar en cara sus ausencias. Se presentaba y lo inundaba todo con su olor a eucaliptus, intempestivamente, igual que se largaba luego sin despedirse: a rachas».