El aborto es una práctica que ha existido en todas las culturas a lo largo de la historia; sin embargo, con la carga moral que le asignó el cristianismo y en particular la Iglesia católica, la disputa ideológica en torno a la interrupción legal del embarazo en la actualidad influye en el espacio de las políticas públicas y la legislación. Si bien en su mayoría son países del norte global los que poseen leyes más progresistas, en los últimos años, impulsado por movilizaciones sociales, hemos visto el avance de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y personas gestantes en países de Latinoamérica como México, Argentina y Uruguay. Ahora bien, el cambio es paulatino y, como ha demostrado la anulación del fallo Roe contra Wade de la Corte Suprema de Estados Unidos, precario. Por ende, en materia de derechos humanos, se debe ir más allá de las reformas constitucionales, puesto que debe existir un verdadero cambio social que garantice su permanencia. Este texto invita a reconocer la potencia del activismo político para transformar la cultura y la sociedad en que vivimos