Un mundo común no es un mundo
feliz, armónico y reconciliado. Es un
mundo donde el sufrimiento puede
dormir dentro de nosotros. Donde
el miedo se puede tumbarse
también, como una sombra que nos
envuelve. Un mundo donde los
cuerpos que duermen no dejan de
estar separados pero se saben, de
algún modo, entrelazados por una
respiración que los acompaña