En las últimas décadas, las teorías y estrategias relacionadas con los bienes comunes se han convertido en un elemento fundamental tanto de las ciencias sociales como de numerosos movimientos políticos de todo el mundo. El estudio de los comunes ha permitido comprender la sofisticación de unas instituciones que, en muchas sociedades, regulan el acceso colectivo a los recursos necesarios para la subsistencia. Paralelamente, activistas, sindicalistas, ecologistas o cooperativistas han descubierto en los bienes comunes una poderosa caja de herramientas con la que defender los servicios públicos, garantizar el acceso a la vivienda, la energía o la cultura, organizar el trabajo reproductivo y de cuidados y, más en general, luchar contra la mercantilización y la destrucción ecológica.