En una otra-selva, Lea Pompom se adentra en una misión travesti de la escritura. Con poemas y narraciones, la autora relata la naturaleza de quienes habitan la rotonda del 6. Esta, imposible de domesticar, es testigo de lo que crece en ella y se niega a cualquier tipo de urbanización.
Así, Crecen flores en la Rotonda del 6 construye cuerpo y casa devolviendo la mirada a una flora propia de pibitos con pistolas, travestis y putas que insisten en sobrevivir.