Cada vez se reconoce más que el pensamiento político y social ha sido profundamente eurocéntrico. Sin embargo, existen tradiciones que probablemente se sienten más inmunes que otras al germen del eurocentrismo. Éste puede ser el caso de la Teoría Crítica, esto es, la tradición de construir una teoría crítica de la sociedad que se empezó a institucionalizar en los años 30 del siglo XX en la ciudad alemana de Francfort del Meno. Este libro se dedica a una doble tarea: por una parte, como crítica de la Teoría Crítica pretende indicar que también en esta tradición se expresa un eurocentrismo inadvertido. Por otra, como crítica multitópica de la modernidad global procura presentar algunos momentos para pensar una teoría crítica (ahora con minúscula) desde otros lugares del mundo. De tal manera, los diferentes capítulos de este libro expresan la convicción de que la modernidad global ha provocado en muchas partes del mundo experiencias que no se identifican con las que se cristalizaron en la Teoría Crítica, pero que comparten con ella la conciencia de la necesidad de la crítica.