Este libro ilumina uno de los puntos más ciegos de la política y del pensamiento contemporáneo, porque cuestiona la prohibición del uso de la fuerza para defender al propio cuerpo.
Dorlin trae una hipótesis controvertida y de innumerables efectos políticos: cada vez que se le prohíbe a una minoría usar su fuerza (su propia fuerza) para defenderse, existe un dispositivo (policial, judicial, mediático) que garantiza a los grupos dominantes lo que a las minorías se les expropia. A partir de allí la autora traza una genealogía de las luchas inscripta en los cuerpos de lxs dominadxs: los saberes y armas de la esclavitud, la autodefensa feminista, las organizaciones judías que resistieron a los pogroms.
La autora repone y visibiliza la filosofía del Black Panther Party, el gueto de Varsovia, las patrullas de autodefensa queer, el ju-jitsu de las sufragistas anarquistas inglesas y los modos incipientes para defenderse en la metrópolis. Se trata entonces de la construcción de un reservorio de imágenes para la autodefensa y no de una crítica "aséptica" de las ideologías políticas dominantes.