La llamada telefónica de una sobrina lleva a Soledad a cuestionarse sobre
sus raíces, la religión y la educación victoriana, elementos que hicieron
brillantes marionetas de su madre y de sus tíos, sus descendientes viven las
consecuencias de una caótica estructura familiar y además las legan.
Mientras Soledad sigue los pasos de la abuela desde 1893, la sobrina
cuenta su historia personal a partir del momento en que se encuentran
hasta engarzarla con la muerte de la abuela.