?No hubiera podido decirse en qué dirección iba el crepúsculo. Como si fuera un relámpago surgió el odio inconfesado que duerme en el fondo del amor, aquella furia mineral sólo tiene de humano los cabellos y la voz. Dora se percató de que entraba en un mundo donde no había ni leyes ni verdades. Siempre ambivalente, Gaby la conduce por derroteros ignotos; alude a algo desconocido que se posee o se niega. Dora adivina que su poder de seducción emanaba de un erotismo caribeño bañado en un aceite perfumado y espeso; la ambivalencia misteriosa de ese ser de sexo incierto o disimulado era muy intensa. Se horrorizó de lo que pensaba. Internamente sintió la potencia de su seducción. Es poderosa, debo ir con cuidado, se dijo.?
Dora está inspirada en el famoso caso de Sigmund Freud que inició el psicoanálisis. Zavala parte de esa estructura para crear un personaje de nuestra modernidad, cuyo mayor deseo son el saber y la escritura. Esta Dora nos atrapa con una histeria que ha de provocar al lector interés y curiosidad. Todo transcurre en Puerto Rico, en los años 1960-1970, y de modo abierto, el personaje avanza desde la niñez en su círculo familiar ?conformado por una madre posesiva, abandonada por el padre, y un hermano mayor? con su afonía y ataques de tos, su amiga de la infancia, y su deseo por el saber. Los lectores se enfrentan con la histérica, eléctrica y enloquecedora Dora, sus amores literarios, junto a la poderosa atracción que siente por otra mujer, Gaby, conocida pintora, que la va seduciendo sutilmente. Su noviazgo y breve matrimonio para huir del deseo que ésta le inspira, indican su miedo a enfrentar sus fantasmas. Dora invita al lector a construir narraciones alternativas. El relato abre un mundo de hipótesis y saberes de la vida sexual y de la histeria.
Dora es una novela intimista que explora sin descanso el interrogante femenino histérico por naturaleza: ¿qué es el amor?, ¿vale la pena amar?, ¿existe el amor cuando se institucionaliza, o en cambio fluye con la pasión del goce compulsivo, nunca suficientemente retribuido? La Dora de Iris M. Zavala es una Dora contemporánea, abrumada por los vericuetos de una sociedad del mero espectáculo, que tendría mucho que decirle a Freud. Aún hoy.
Iris M. Zavala (Puerto Rico,1936) se licencia en la Universidad de Salamanca con una tesis sobre su gran maestro, Unamuno, que se convirtió en su primer libro, Unamuno y su teatro de conciencia, Premio Nacional de Literatura de Puerto Rico en 1964. Una amplia carrera universitaria se inicia entonces: México, Nueva York, Puerto Rico, Italia, Holanda, Polonia, España; y una actividad como conferenciante que la ha llevado a diversos lugares de Norte América, Latinoamérica y Europa.
Ha recibido múltiples galardones y reconocimientos por su labor intelectual. Destacan la condecoración del Rey de España, Encomienda, Lazo de Dama de la Orden de Mérito Civil, de 1988, la Medalla de Honor del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1994, el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Puerto Rico, en 1996 y de la Universidad de Málaga, en 2003. En el 2001 recibió la Cátedra UNESCO de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona. Asimismo es Premio Nacional de Literatura de Puerto Rico, en 1972, por Ideología y política en la novela española del siglo XIX, Premio Nacional de Literatura, Instituto de Literatura, Puerto Rico, en 1990, por Rubén Darío bajo el signo del cisne. Premio del Pen Club de Puerto Rico por El bolero. Historia de un amor, en 1992. Premio del Pen Club, por la novela El libro de Apolonia o de las islas, 1994.
Su obra literaria ha sido traducida al inglés, servocroata e italiano. Su abundante bibliografía consta de cientos de artículos en inglés, francés, italiano, y castellano, así como de numerosos estudios de profundo análisis acerca del pensamiento actual, feminismo y sociedad. Entre sus novelas últimas figura Percanta que me amuraste.