La vasta obra de Diana Bellessi, además de su extraordinaria potencia lírica, posee un atributo poco común: la de conformar un sistema poético. El lector que recorra el conjunto de sus libros habrá de percibir entre ellos una trama reflexiva que los relaciona y organiza, por la cual la totalidad responde a un orden creciente y complejo, que además permanece abierto a diversos cambios. Así, cada nuevo libro de Diana Bellessi, perfecciona y a la vez modifica ese sistema, indagando aspectos que el libro anterior no había agotado pero, sin embargo, previó con holgura. La edad dorada confirma ese carácter, lo amplifica y, en muchos sentidos, lo lleva a su plenitud. La edad dorada regresa en el tiempo sagrado del íntimo corazón, abierto a ella incluso entre el azar y la voluntad, incluso en la casual desgracia, en el deber y la fe, en lo que se dice y en lo que se ve como un tesoro secreto en el centro vívido del mundo. Vuelve la edad dorada cuando una luz de otro mundo atardece, definitiva, en nuestro propio desamparo. Jorge Monteleone