El final de los viajes siempre está en algún lugar es un trabajo compuesto por 9 cuentos ambientados en una especie de realidad distópica; los escenarios comunes de repente se ven envueltos por la mística de la conspiración. Partidos de fútbol, pueblos al costado de las vías del tren, pulperías, comisarías... todo eso cubierto por el halo de lo infame, lo clandestino.
El autor mezcla biografía y ficción para lograr un estilo muy particular en cada uno de los relatos que componen este libro. Otras piezas trabajan de manera más implícita estos vínculos. Pero siempre dejando ver ese mundo de lo inhóspito dentro de la realidad argentina de la época.
Que estos textos vean la luz es necesario para seguir alimentando las ansias de memoria y reparación para las víctimas del terrorismo de Estado. Es una muestra de cómo lo pesonal es al mismo tiempo político y en este caso, literario. Un libro donde vida, política y escritura se funden en un solo concepto, para dar lugar a imágenes desgarradoras y testimonios fundamentales sobre una época que jamás debe olvidarse.