Hasta 1860 ni por asomo podía pensarse en una historia de la familia. Las ciencias históricas aún se encontraban bajo el dominio de los cinco libros de Moisés. La forma patriarcal plasmada en dichos libros era admitida sin reservas como la más antigua y se identificaba con la familia burguesa de ese tiempo; de esta forma pareciera que la familia no hubiera tenido un desarrollo histórico: a lo sumo se admitía que en los tiempos primitivos hubo una promiscuidad sexual.