Muchos autores sostienen que la precarización es cada vez una dimensión social global que se generaliza y afecta por igual, si bien de manera diferenciada, a todas las categorías profesionales y laborales independientemente de las remuneraciones y las características de los contratos colectivos e individuales de trabajo. No asumir esta perspectiva global, es postular la hipótesis de que existirían capas, sectores o fracciones de clase que no estuvieran expuestas a la precarización del trabajo en tanto proceso inmanente de actualización de las relaciones sociales de explotación y de precaridad.