En la travesía a la que los migrantes se aventuran para llegar al norte, existe una aún más dolorosa: la ruta seguida por los niños quienes, esperanzados en una vida mejor, añorando el encuentro con sus padres o huyendo de la violencia, se ven obligados a iniciar un viaje peligroso, sin certezas. Pequeños guerreros, como héroes, ven en el valor lo más importante para seguir, y en la esperanza, lo más valioso para conservar sus sueños. Seguir adelante es su consigna. En ese trayecto se tejen historias, como huellas dejan sus pequeños pies.Una de estas es la que presenta Gabriela Román en un texto conmovedor, donde sueños y héroes se entrelazan sutiles con la realidad que enfrentan los tres niños de esta especie de Odisea, de caminos oscuros e inciertos; pero, otras veces, de senderos entrañables y luminosos.
En el segundo texto, Román nos sumerge en el universo de una niña que deja su pueblo por una ciudad a la que no pertenece. El recuerdo y las palabras imborrables de una abuela amorosa y sabia lograran alimentarle de la fortaleza necesaria para afrontar los cambios. Una historia entrañable y poética, que también da voz a cientos de niños en estas circunstancias.
Dos textos, contrastantes entre sí, que revelan el imaginario, el rigor y la frescura, pero sobretodo la profundidad de la obra de esta escritora que seguramente tendrá mucho que aportar a la dramaturgia mexicana.