Tita busca una escritura que pueda decir el cuerpo. Un cuerpo que es estar en el mundo y experimentación. Se hace obra porque se tiene un cuerpo, pero también sabemos que el cuerpo no se tiene del todo, que es lo situado en una trama entre otres, apertura desposeída al amor y al dolor. Pensar la pandemia es narrar sus marcas en el cuerpo, en los cuerpos; pero también es dejar que la pandemia y sus circunstancias nos interroguen. María Laura dice: hay que leerla en clave feminista, que este encierro nos diga sobre el encierro doméstico de nuestras antecesoras. Volver performance a esa interrogación: quemar los zapatos de boda de la abuela. Así, una catástrofe puede ser instancia de subjetivación. De fugitiva subjetivación, de desordenada insumisión. La autora se desplaza y si esperábamos un libro de una fotógrafa, acá decide narrar con palabras: contar, contar, para que nuestras vidas, todas las vidas, cuenten. María Pia López