La oscuridad del puerto lo envuelve todo. Pachi y Vinicio se adentran en la playa, van camino a una fiesta improvisada; andan buscando con qué entumir el cuerpo, con qué acabar de borrarse. El verano ha sido largo y el día, mucho peor.
No muy lejos de ahí, Zahir fantasea con su próximo viaje a la capital o al norte de México, fuera del alcance de la tía que le exige dinero, lo aplaca a golpes y que había orillado a su hermano pequeño, Andrik, a huir de la casa común para terminar en otra: la de un hombre que acaricia y pega con la misma mano. Ahora sólo debe convencer a Andrik de comenzar una nueva vida y asegurarse de encontrar la salida de esa playa que parece no tener fin.
«Fernanda Melchor escribe con la intensidad de quien rescata un libro de un incendio para que arda en la imaginación.» Juan Villoro